miércoles, 20 de junio de 2007

No pierdas la vista a la Amistad






En este último mes he visto como la Amistad puede transformarse. Este sentimiento que los seres humanos necesitamos en nuestras vidas. A lo largo de la historia ha ido cambiando según ha pasado el tiempo. Por ejemplo en la época de la Antigua Grecia el concepto era mucho más amplio y filosófico, considerándolo como “el amor del alma”. Aristóteles en su libro de “Ética”, reflexionaba a cerca de la amistad, considerándola como una de las necesidades más apremiantes de la vida, una virtud;

"Un bien del que nadie quiere verse desprovisto y es necesario"
Aristóteles. Ética


Pero esta relación de reciprocidad, libre y gratuita, que se da entre los seres humanos tiene un mal congénito. Ya Aristóteles lo vio y categorizandolo en tres tipos. Tipos que durante este último mes hemos venido sufrir con más intensidad en nuestro alrededor.

• Amigos de conveniencia; suelen ser los más numerosos, podríamos denominarlos los Vampiros; Chupan hasta dejarte sin sangre, luego se van con el beneficio obtenido.

• Amigos de placer; son los arrimados del fin de semana, muy parecido a los Vampiros, pero menos inteligentes, no siguen una estrategia.

• Amigos en la virtud; se suelen contar con los dedos de la mano (si utilizas las dos eres un afortunado) Son los que, aún reconociendo la capacidad de la traición, jamás lo realizaría.

¿Quién no tiene amigos de estos tres tipos?


En estos días, he sentido como mis amigos han ido cambiando de tipo, unos que consideraba de verdad han demostrado ser Vampiros. Pero si quieren saber el balance positivo de estos días es la SUMA de amigos de virtud. "GRACIAS, demostráis estar ahí, donde y cuando os necesito"
Pero no olvidemos que, y permítame que coja esta frase para uno consejo;

“En el momento más insospechado, nos sentimos traicionados y, al echar un vistazo a nuestro lado, ya no reconocemos a un colega sino a un charlatán o, peor aún, a un traidor que no duda en revelar nuestros secretos a los desconocidos, a una vampiresa que trata de seducir a nuestra pareja, a un tramposo que nos engaña sin el menor empacho o a un racista cuya actitud fanática y mezquina sólo merece nuestro desprecio. Es entonces cuando empezamos a pensar que el supuesto amigo era, en realidad, un enemigo, sentimos que nuestra inocencia se ha visto traicionada, nuestro amor violado y caemos del estado de gracia en que nos hallábamos”.
Connie Zweig y Steve Wolf. Vivir con la sombra